...mis rincones...


Este es uno de mis rincones favoritos. Es un lugar especial, una de mis playas, como de entre pueblos, que con el tiempo ha cambiado constantemente. En un principio hasta donde yo recuerdo, sólo había piedras grandes por todos lados, cantos rodados que junto con la fuerte corriente, sólo nos permitía entrar y salir casi nadando desde la misma orilla. Al tiempo, y junto con el crecimiento del turismo en la zona, se empeñaron en ponerle arena. Una arenilla espantosa, que se pegaba a todos lados, pero que el mar se encargaba de arrastrar y engullir a los pocos días de haberla puesto. Con esa arena, también llegaron cosas como un chiringuito justo en el centro de la playa, con tumbonas, mesitas, velas y música, al que no accedía demasiada gente por la dificultad del camino. Pronto estuvo el paseo preparado, con lo que se convirtió en un sitio más concurrido, como suele pasar. En esta época se vieron momentos muy curiosos, fiestas de blanco a la luz de la luna, bodas hawaianas, un poco de todo la verdad. Para mi gusto y mi sorpresa, no tardó mucho en volver a estar casi como antes. Ya no hay chiringuito, no hay arena, sino unas molestas piedrecitas que se clavan en la piel, y que el mar parece tardar más en tragar. El lado positivo es que creo que provoca que la gente no esté muy cómoda, con lo que vuelve a estar prácticamente vacía. Así estaba en esta última escapada a casa. Un gusto volver a encontrarnos.

...experimentos de domingo...


Hoy me he despertado con ganas de una sesión de bricolaje. Pajitas negras, cola blanca, cinta negra, cartón, regla, tijeras, cutter y la fórmula 1 de fondo... una mañana entretenida.

...pasado por agua...


Hoy es uno de esos días en los que tenía que hacer fotos sí o sí. Amanece temprano y teníamos una salida programada, pero cae un palo de agua en Barcelona como nunca antes, y es que no ha parado de llover desde anoche. La salida, como era de esperar, se cancela, pero quedamos dos locas con cámara, trípode, baterías cargadas y unas ganas terribles de hacer fotos! 
Ni cortas, nos movilizamos rápidamente, forramos cámaras con bolsas de plástico y coleteros del pelo, y elegimos un lugar donde ir. Después de varias vueltas de un lado para el otro, en busca del tren, y decidiendo dónde ir con la que cae, Lucía y yo nos metemos en el regional destino Monistrol de Montserrat. Aquí está el resultado.
Aprender, pues sí, hemos aprendido unas cuantas cosas importantes. Que un vaquero mojado pesa tres veces su peso habitual, si no más. Que un paraguas barato no me aguanta más de 5 horas bajo la lluvia. Que el forrito de las mochilas de cámaras de fotos, tampoco aguanta más de unas 3 horas bajo agua, es más, se filtra y te hace de depósito si no tienes cuidado. Que la fotografía es un vicio importante, que hace que te olvides del resto del mundo, en mi caso, dejando mochila abierta, forro quitado, paraguas tirado, pero en definitiva, he sido feliz correteando bajo la lluvia con la cámara!!! 

...crisis...



Hace días que no cojo la cámara más que para quitarle el polvillo que se acumula en la estantería. Llevo días que ando buscándole las 5 patas al gato, o como sea que se diga. Tenemos que reflexionar, argumentar y justificar nuestras fotografías, pero ya no vale que me guste algo, o que me disguste. Hay que elaborar un profundo y exhaustivo análisis de uno mismo, y utilizar la fotografía como medio de expresión de determinadas ideas, de valoraciones, etc... Pero me pregunto si eso no es precisamente lo que siempre he tratado de hacer con las fotografías. Si de escribir 'profundo' se trata, creo que es de las cosas en las que estudiar durante seis años filosofía me ha ayudado. No obstante, creo que es mucho más sencillo que eso. Creo que ya cuento cosas con mis fotografías, antes incluso de elaborar ningún tipo de discurso al respecto, ya se puede leer en cualquier foto ciertos elementos, más o menos elaborados, pero ya es mi propia visión del mundo. Si elegimos la fotografía como medio expresivo ya podemos encontrar en esa misma elección un cierto discurso. El argumento siempre está en el encuadre, en la cantidad de luz, en el movimiento... reflexionemos o no, lo podamos expresar con palabras o no, es algo que ya estaba de antemano. ¿Porqué entonces esta 'crisis'? ¿Porqué he de buscar un discurso más profundo, o una justificación? Creo que mal que bien eso ya lo hacía antes, y los que vean mis fotos pueden entenderlo más o menos, según los conceptos propios que maneje el espectador. Cada imagen tiene una razón, mostrar algo que me gusta, o que me disgusta, algo que me molesta, algo que pienso, algo que siento. Desde la peor de mis fotografías, a la mejor de ellas, creo que siempre he intentado contar cosas con ellas. Entonces, ¿dónde está el problema?