...y a veces sucede...



En ocasiones uno tiene previsto un tipo de fotos, se prepara y acude al lugar. Y a veces sucede que a media caminata por el puerto de Barcelona, llega desde el mar una neblina espesa que avanza hasta comerte. En ocasiones algo así puede ser un fastidio, pero a mi me alegró, y no le veía más que ventajas. Nunca había hecho fotos en esas condiciones, así que me comió en el momento justo en el que estaba completamente libre para poder aprovecharla. La segunda ventaja, que nos servía de camuflaje para intentar colarnos en la zona vieja del puerto. Y así lo intentamos, saltando la primera valla, y avanzando luego por las grandes piedras del rompeolas. Sí, para mi parecía una escena de película, un plano general, una cámara que se aleja de dos pequeñas figuras saltando de piedra en piedra, con sus cámaras a las espaldas, intentando no ser vistos por todo un equipo de trabajo que realizaba obras por donde se suponía que podríamos ir caminando, y que deja ver el largo espigón que aún les queda por recorrer para llegar a destino. Y creo que fue esa bonita imagen la que nos hizo retroceder, junto con eso de que a veces ocurre que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Abortamos la aventura junto con la neblina, que poco a poco nos iba poniendo en evidencia justo a la altura de los obreros. A pesar de no llegar a donde queríamos, a veces sucede que el recorrido es mejor que el destino mismo, y que llegas a casa y te encantan esas fotos.







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